Los impactos generados por el Internet son profundos y ocurren de modo acelerado en las sociedades. La red abarcó pronto los procesos de trabajo, generando una aceleración en las tareas, cambios en los hábitos, en el fomento del sincretismo cultural, en la promoción, encumbramiento o el desmoranamiento de los gobiernos. Aubert (2003) llamó a estos momentos de celeridad la “dictadura del tiempo real” en una “alianza en que se operan en la lógica del lucro de los mercados financieros que reinan en la economía instantánea de los nuevos medios de comunicación”. La nuestra es una sociedad en hipervelocidad que siempre está en búsqueda de una respuesta inmediata en los negocios, en los medios de comunicación, en la educación y en las relaciones humanas. Es un mundo gobernado por la ‘dromoaptitut’. Trivinho (2007) quien acuñó el término ‘dromoaptitud’ para caracterizar “la velocidad impuesta a los diferentes agentes contemporáneos y a las demandas de la realidad capitalista”.Es también en este escenario de cambio, que las sociedades intentan suprimir las brechas de conocimiento. Quieren que estas brechas sean solucionadas de modo veloz pero, muchas veces, sin tener en consideración la profundidad lógica que el conocimiento demanda, sin tomar en cuenta los efectos que un conocimiento verdadero debe garantizar, sin ocuparse del tiempo necesario para profundizar en la cultura. Es algo que se ofrece siempre tenue, superficial, sin tiempo para una inmersión o para incoporar nuevos conceptos, es como si se estuviese re-sincretizando continuamente, como si se tratara de un caleidoscopio en las manos de un niño.
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